Miramos a La Plata como una ciudad implantada en la llanura
pampeana. Nos interesa entender la lectura de ciudad que puede hacerse a partir
de la fusión que se produce entre el territorio pampeano rioplatense y los
modelos de ciudad que se posaron sobre este. En La Plata esta fusión cobra una
nueva dimensión en tanto se trata de una ciudad planificada a partir de modelos
urbanos particulares que responden a un programa y a un paradigma propio de
finales de siglo XIX y que en algún punto son ajenos al territorio.
Así todo, encontramos una serie de instancias en las que la
fusión es verificable; en las cuales las tramas tejidas por el territorio, la
ciudad planificada, la vida urbana platense y los imaginarios colectivos referidos
tanto a La Plta como a la pampa dialogan hasta fundirse.
Como propone Gorelik, la
cuadrícula es una forma abstracta, regular, que es pura cultura, pero que al
mismo tiempo, reproduce, en su abstracción, a la inmensidad de la pampa.
Esta dualidad de la grilla, es también verificable en La Plata, donde su
concepción abstracta, geométrica, opera, en su afán de dominarlo, como una
representación del territorio.
Reconocemos a la plaza, la esquina y la cuadra como unidades
espaciales que se repiten. La diagonal, en este sentido, no representa un
accidente sino una nueva repetición con su propio ritmo.
La equina pampeana, desprovista de mayores accidentes que un
cruce de calles, se asemeja al universo; allí la ciudad se reduce a su mínima
expresión: las 2 direcciones que la componen. En La Plata esta situación se ve
exacerbada: la diagonal opera como una dirección más de la que se compone el
infinito.
Vemos en La Plata una constante verificación de la
interioridad, donde en cada instancia uno puede verse inmerso en el adentro. Las trazas empiezan y
terminan en el cuadrado. No leemos en ella una estructura que podría ser más
típica de otras ciudades pampeanas, dónde la ciudad emerge a partir de un eje
(ruta, ferrocarril), sino que la ciudad se encierra en sí misma, de alguna manera
reconociendo así la existencia de un afuera,
que es el territorio. Esta verificación no se da únicamente en una mirada
global de la ciudad, sino que por el contrario se repite en muchas instancias:
las plazas en dónde convergen las calles y boulevares operan como islas donde
las direcciones se disuelven y se tornan imprecisas.
Propuesta
Nos interesa pensar a La Plata en su carácter de capital de
la Provincia de Buenos Aires y por ende de centro urbano de la llanura
pampeana. Entendemos que las operaciones proyectuales a realizar deben ir
siempre en esa dirección, en la de entender a la ciudad como una metrópolis de la pampa y no en la pampa.
Creemos que bajo su trazado, bajo el lugar que ocupa en el
imaginario cultural como ciudad modelo, planificada e higienista, subyace una
identidad pampeana, que la precede y que creemos necesario develar. Ante esta
idea se nos presenta la siguiente pregunta: ¿Cómo
puede manifestarse la pampa en la escala metropolitana de una ciudad del siglo
XXI?
Pensamos que este camino no puede verse reducido a una mera
incorporación de elementos referenciales de un territorio, sino que se debe
nutrir de operaciones abstractas que configuren un lenguaje propio que
sutilmente lo hagan visible.
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