Hemos transitado un largo y trabajoso camino, pero verdaderamente satisfactorio hasta hoy.
Estas imágenes muestran el resultado de un ejercicio motivado por la propuesta de, no simplemente acercarnos, sino meternos dentro del arte de la platería, manteniendo siempre un pie en nuestro propio arte: la arquitectura. El objeto a trabajar no fue una rastra, un cuchillo, o el decorado de un mate, sino un muro (o una representación a escala de un muro de tierra, para ser más precisos).
Desde el principio de este curso comenzamos a componer imágenes pictóricas a partir de piezas de platería criolla en combinación con otros elementos que hacen referencia al gaucho, pinturas costumbristas del siglo XIX, el clima de las pulperías, etc; piezas que forman parte de nuestro acervo cultural de origen criollo, y especialmente el de Areco, que se destaca por el trabajo de sus maestros orfebres.
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PONCE
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Para lograr estas composiciones pictóricas nos hemos valido de operaciones arquitectónicas. Las distintas relaciones entre las piezas, los enlaces de unas con otras, han sido realizados con las herramientas y elementos compositivos de un arquitecto: Piezas dominantes y piezas que se subordinan a estas, ejes, ritmos, proporciones, distintas densidades y escalas, operaciones de simetría, rotación, repetición, yuxtaposición, etc. Las piezas se afectan las unas a las otras y se modifican entre sí para formar un conjunto nuevo, que a través de un trabajo paulatino llegará a ser, finalmente, un conjunto arquitectónico. Se parte del fragmento y se compone un todo, se vuelve del todo para lograr el fragmento.
La propuesta de estos murales se basa en la idea de hacer una suerte de homenaje al trabajo de los plateros y de la voluntad de restaurar el valor que los oficios han perdido en la actualidad. Por eso la propuesta fue mirar el trabajo desde adentro. El resultado es una pieza que deberá ser parte de las escuelas proyectadas, destinadas a formar Maestros Mayores de Obras y Artes.
Partiendo de las composiciones como motivo a plasmar en el muro, los alumnos tomaron buriles y punzones (algunos más o menos improvisados) y trabajaron su material del modo en que un orfebre trabaja una plancha de plata, cincelando, golpeando, calando y moldeando para lograr la figura deseada, con las diferencias que implican trabajar en otro material, casi haciendo un guiño a otro oficio: la alfarería incisa, que también es propia de nuestras tierras. Y todo esto lo han hecho sin perder el refinamiento propio de la platería criolla.
Nuestro material, tiene otro brillo, otra textura, otro color,
otra temperatura. La dureza, ductilidad, y trabajabilidad también son distintas
a las de la plata. Salvando las diferencias (incluyendo la falta de años de
experiencia en un trabajo de estas características) las piezas logradas han
sabido transmitir la misma sensación de lo hecho con oficio, con una mirada y
conocimiento estético del buen artesano y artista. Las figuras que los componen,
descubiertas en la etapa de “arquitectos investigadores” que tuvo lugar en
abril, pueden reconocerse aún y comunicar al ojo curioso algo sobre su procedencia.
Es la platería criolla, entonces, la que toma el protagónico, y es la que nos da la pauta de que aquí es pertinente dotar a nuestra arquitectura de ornato, no dejando por eso de hacer arquitectura contemporánea.
Nos queda un mes de trabajo... a por ello vamos!!
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CARLI |
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MOLERO |
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SOLE |
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CONDE BLANCO |
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CRISTIANO |
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MESSMER |
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YANEFF |
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ALONZO |
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GANDARA |
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PARIS |
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FERRARI |