Durante
los estudios que hemos realizado en estos dos últimos años en búsqueda de la
consolidación de una identidad arquitectónica nacional pertinente, hemos
abordado en profundidad tanto las fantásticas culturas originarias como el
brillante pero luego desconocido legado colonial español. Se nos hace ahora
imprescindible trabajar durante el periodo de transformación más dramático que
experimento nuestra nación durante su formación: EL SIGLO XIX.
Para el desarrollo de nuestro ejercicio
estamos trabajando de forma paralela entre dos mundos diferentes, en dos
geografías diferentes, dos pensamientos diferentes, y dos visiones validas pero
a la vez antagónicas sobre el habitante de estas tierras, protagonista principal
y emblemático de estas planicies llamadas por los conquistadores mar de las pampas, el gaucho, fiel exponente nacido
del mestizaje entre el indio natural y el español.
Es a lo largo del siglo XIX en el que se consolida la figura del gaucho
tal como la concebimos hoy.
Y es en ese mismo lapso histórico de
conformación de nuestra nación, donde se adoptan o copian elementos culturales
foráneos en los que Francia e Inglaterra, los paradigmas del mundo en ese
momento, tienen mucho que ver con lo que después resultara un panorama cultural
rioplatense de lo mas variopinto y exótico. De allí que podríamos hoy hablar de una arquitectura EN el Río de La
Plata, ya que fue en gran parte impostada sin una reelaboración ni
adaptación al nuevo medio y sus culturas pre existentes.
En
nuestro trabajo estamos repensando estas
cuestiones, intentando desarrollar de forma contemporánea
Para ello estudiamos y trabajamos buscando las
esencias en las artes originales rioplatenses como la platería criolla, la
pintura iconográfica, la literatura, los relatos de viajeros, y los elementos
de uso cotidiano del gaucho. Analizamos tanto la arquitectura rural y la urbana
civil como la institucional a través de relevamientos sensibles guiados, descubriendo
con todo ello fragmentos significativos para aplicarlos a la innovación en nuestra tarea como diseñadores.
Nuestro personaje central, está representado por dos obras antagónicas
de la literatura argentina. Por un lado el MARTIN FIERRO de José Hernández, con un gaucho sabio y
amable, y por el otro el FACUNDO de Sarmiento, con un gaucho bárbaro y sanguinario. Hernández y
Sarmiento, dos caras de una misma moneda, acérrimos enemigos tanto en sus obras
literarias como en sus pensamientos como protagonistas de nuestra historia.
Ambos guerreros, periodistas, literatos, políticos, pero con opiniones
encontradas. Sarmiento exiliado por Rozas en Chile, y luego Hernández exiliado
por Sarmiento en el Brasil.
Representamos
a José Hernández en San Antonio de Areco,
por ser este pueblo centro poblacional típico de las pampas porteñas rodeado de
campo a la vera de un río, y además por haber sido denominado Cuna de la Tradición, con la presencia
de otra obra representativa de la literatura gauchesca, Don Segundo Sombra de
Ricardo Güiraldes, emparentada al Martin Fierro en cuanto a su visión del
gaucho. El Día de la Tradición festejado en Areco, conmemora el nacimiento de
José Hernández.
Por otro lado, vamos a representar a
Sarmiento en la
isla Martin García , centro de disputas entre potencias, isla
fortificada y puerta de acceso a los ríos Paraná y Uruguay dominando su
navegabilidad y por lo tanto el comercio de Entre Ríos, Corrientes, el
Paraguay, el sur del Brasil y el Alto Perú, en donde se ubica el cerro de Potosí
y del cual se extraía la plata que
diera origen al nombre de nuestro río. Españoles, portugueses, franceses,
ingleses, brasileros, uruguayos y argentinos han tenido posesión de ella desde
su descubrimiento por Juan Díaz de Solís en el siglo XVI hasta la actualidad. Tal es
así, que Sarmiento propone la creación en Martin García de una
población que reúna en un nuevo estado a los países que están vinculados al Río
de la Plata y sus afluentes, para que todos puedan tener acceso al comercio y
desarrollo de la región, y al mismo tiempo intentar recuperarla ya que en 1850
se encontraba bajo bandera francesa.
El nombre que eligió fue ARGIROPOLIS, argiros significa plata, polis
ciudad.
Estos dos enclaves muy distintos, uno
pampeano y otro insular, son un contrapunto ideal como objetivo pedagógico para
imaginar sus arquitecturas posibles.
Seguramente en Areco el resultado final sea
algo mas previsible y lo podremos tal vez verificar debido al interés de su
intendencia en conocer nuestra mirada al plantearle la posibilidad de contar
con variadas y novedosas propuestas referidas a su arquitectura. En Martin García , isla de
piedra, el resultado al menos para mi es todavía una incógnita. Aunque nuestros
vecinos uruguayos se han opuesto a cualquier tipo de urbanización intentada
por la Argentina, atesora ciertos
acentos históricos y arquitectónicos dignos de conocer y preservar, desde los
cuales sentar las bases de nuevas propuestas.
Río
de la Plata, con el protagonismo del codiciado metal que dio sentido a la
región, isla y tierra firme, arte pampa y europeo, y todo ello conformando una
particular identidad que todavía no sabe reconocer su
pasado, su presente, ni sus cualidades y su potencialidad de cara al futuro.