Matìas Sarmiento y La boca entre Quinquela y Borges

“voy a buscar a los personajes, me mezclo con esa gente, a veces tomo una copa con ellos”
Antonio Berni

“he querido que el hombre comun
Se reconozca en mi obra,
Que sienta que su tarea
Tambien tiene grandeza
Que aprenda a gozar de la belleza
De la luz, del color”
Benito Quinquela Martin

“cuanto hice y cuanto consegui
A mi barrio se lo debo
De ahí el impulso irrefrenable que
Inspiro mis fundaciones
Por eso mis donaciones
No las considero
Sino como devoluciones
Le devolvi a mi barrio buena parte
De lo que el me hizo ganas con el arte”
Benito Quinquela Martin

La Boca

“El barrio, lo están viendo,
fue siempre naipe de dos palos,
moneda de dos caras”
J. L. Borges

También son conocidos los conventillos del barrio de La Boca habitado, en su mayoría, por genoveses. Generalmente sus habitantes estaban asociados a la actividad minera y portuaria. Estos se originaron a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Los conventillos o inquilinatos de la zona Sur, son reconocidos y visitados por turistas, tal vez porque hace ya unos años, se les hizo un tratamiento especial, unificando todo el barrio con una serie de colores brillantes y llamativos, así logramos distinguir el barrio de La Boca.

Se asientan sobre elevados pilotes, para evitar las inundaciones y con chapas onduladas de colores, están separados por patios no tan amplios, pero con escaleras de madera y hermosas galerías-balcón.

Lo que hoy conserva, aquel edificio habitacional, del ayer es aquella idea de que el dueño elija pintar su hogar de la forma que más le guste, pero todo esto tiene su origen en el S. XIX, cuando se utilizaba la pintura que sobraba de los barcos.

Hoy en día es la imagen barrial de La Boca, que se enorgullece de tener imágenes estampadas en el Museo del gran pintor Quinquela Martín. Si miráramos una pintura de “Juancito” (gran protagonista de sus collages), encontraríamos al habitante de aquella época confluyendo con el argentino actual, que no es tan distinto al de antes.

Inmigrantes

“Confundidas las edades, las nacionalidades, los sexos, constituía una especie de gusanera donde todos se revolvían, saliendo unos, entrando otros, cruzando los demás, con esa actividad diversa del conventillo”.
Silverio Domínguez