Monday, April 14, 2014

Una mirada sensible sobre el paisaje urbano

“Lento en mi sombra, con la mano exploro
Mis invisibles rasgos. Un destello
Me alcanza. He vislumbrado tu cabello

Que es de ceniza o es aún de oro.
Repito que he perdido solamente

La vana superficie de las cosas”
Un ciego. J.L Borges



Lo visible, afirmó Berger, no existe en ninguna parte. No sabemos de ningún reino de lo visible que mantenga por sí mismo el dominio de su soberanía. Tal vez la realidad, tantas veces confundida con lo visible, exista en forma autónoma.


Lo visible no es más que el conjunto de imágenes que el ojo crea al mirar. La realidad se hace visible al ser percibida. Y una vez atrapada, tal vez no pueda renunciar jamás a esa forma de existencia que adquiere en la conciencia de aquel que ha reparado en ella.
La forma en que miramos y vemos, implica tal vez la primera gestación proyectual: sea este acto consciente o no. Lo que sabemos o lo que creemos afecta el modo en que vemos las cosas.




Solamente vemos aquello que miramos. Y mirar es un acto voluntario, como resultado del cual, lo que vemos queda a nuestro alcance. Nunca miramos solo una cosa; siempre miramos la relación entre las cosas y nosotros mismos.
Lo visible puede permanecer alternativamente iluminado u oculto, pero una vez aprehendido forma parte sustancial de nuestro medio de vida. 
Toqué las piedras con mis manos; 
seguí la línea ondulante, 
imprevisible,
como la de los ríos,
en que se juntan los bloques de roca. 
En la oscura calle,
en el silencio,
el muro parecía vivo,
sobre la palma de mis manos
llameaba la juntura de las piedras que había tocado.
José María Arguedas, Los ríos profundos


Tocar algo es situarse en relación con algo. Sennet nos habla de ver con las manos a través de la experiencia realizada por Hobbes quien pidió a varios jóvenes que indagaran en una habitación oscura en la que había todo tipo de objetos raros. Abandonada la habitación les pidió que describieran lo que habían “visto con las manos”. El lenguaje que utilizaron fue mucho más agudo y preciso que el que les era habitual en un espacio iluminado. Explicó esto mediante la idea de que en la oscuridad, se trataba de “asir un sentido”, estímulo que sirvió para expresarse con mayor precisión ya en la luz y desaparecidas las sensaciones inmediatas.
Los movimientos de las manos, asimilados como conocimiento implícito, se convertían en parte del acto de mirar hacia delante. Para el músico de orquesta, el director se manifiesta visualmente y con una  ligerísima anticipación en la indicación del sonido, indicación que el ejecutante registra también una fracción de segundo antes de producirlo.


La ciudad también es el producto de nuestra experiencia individual y se enriquece a través de la auto reflexión. La ciudad se multiplica en invisibles experiencias personales creadas en la segregación de las impresiones, los estados anímicos, la relación de las ideas y los pensamientos.
Pero el significado de la ciudad no es la mera suma  de todos los significados particulares, sino que emerge de la articulación que los traba. Es aquí donde surge la idea de “paisaje urbano”, de la trabazón estructural sobre la que se apoya la visión del conjunto configurando una unidad de percepción.
El ojo que ve, el sujeto que contempla y percibe, no es ingenuo. La cultura con todos sus estratos, dirige la mirada, establece categorías, impone condiciones.


El escritor italiano Ítalo Calvino, en su obra Las ciudades invisibles, traspasa la frontera del reconocimiento social de un entorno y realiza un viaje al interior de la conciencia para descubrir todas las posibles ciudades imaginadas, percibidas y soñadas de la ciudad de Venecia. Existe en su narración una extensa riqueza de interpretaciones y variaciones perceptivas de un mismo entorno urbano. Calvino nos describe una ciudad discontinua en el espacio y el tiempo, dispersa, siempre en espera de ser aprehendida, percibida, comprendida, interpretada.
Cualquier espacio urbano puede transformarse en paisaje a través de la mirada consciente y la imagen poética. Es entonces cuando el entorno adquiere unas cualidades excepcionales, distintivas y emocionales. Las imágenes poéticas transmiten aquellos valores sensoriales que hacen que un espacio sea significativo. Las imágenes poéticas describen el sentimiento, el deseo y la motivación paisajística.

Una imagen objetiva nos muestra el entorno en su materialidad empírica. Una imagen poética nos describe un modo de pensar, de ver y de sentir.
La mente selecciona una información visual, la aísla, la organiza, la interpreta y la representa. La ciudad adquiere una dimensión fenomenológica cuando existe una relación del individuo con su entorno. 

La marca de lo individual (lo Singular) 
supone una determinación, 
una localización específica, 
capaz de anclar un sujeto al sitio a través 
de un sentido del territorio.
Alison y Peter Smith


El entorno construido y natural que habitamos constituye el “mundo de vida: el mundo espacio-temporal de las cosas tal y como las experimentamos en nuestra vida, tal y como las sabemos experimentables, más allá del hecho de que sean experimentadas. Dicho conocimiento se fundamenta en el mundo de los sentidos, de la intuición y de la apariencia sensible. El estudio del “mundo de la vida” requiere de una intuición experimental “sensible”, puesto que todo aquello que se presenta como algo concreto, que posee corporeidad, también posee una propiedad psíquica o propiedades espirituales.


El “mundo de la vida” reúne lo experimentado, lo recordado, lo intuido  y toda forma de inducción, de lo posiblemente perceptible, con el potencial de ser recordado. El “mundo de la vida” no está definido por como es la realidad, sus propiedades, sus relaciones, su estructura, o sus leyes internas, sino que es un mundo “subjetivo-relativo” y a la vez múltiple. En este mundo la realidad se ve, se palpa, se huele, se oye y consecuentemente, se multiplican los modos de su representación sensible, que permiten comunicar aspectos diferentes y distintivos de la realidad.                            
A lo lejos, escuchaba rogar 
a las fuentes de la tierra. 
Gastón Bachelard



Para Berque, el entorno no es un objeto físico, sino una relación existencial; la relación que establece una sociedad con éste. En su trabajo Las razones del paisaje remarca la ambivalencia del término ecúmene, porque tiene a la vez una naturaleza física, entendida como entorno, y una naturaleza fenomenal, entendida como paisaje. Su significado depende de lo físico y lo fenomenal, lo ecológico y lo simbólico, lo factual y sensible. El entorno es entonces simultáneamente, significación, percepción, sensación, orientación sentido afectivo, como “relación”.
El Michael Polanyi lo llama «conciencia focal» y recurre al acto de clavar un clavo: cuando dejamos caer el martillo no sentimos que su mango nos ha golpeado la palma, sino que su cabeza ha dado en el clavo... De la sensación en la palma de la mano tengo una conciencia subsidiaria, que se da integrada en mi conciencia focal de clavar el clavo.
Si pudiera expresar esto mismo de otra manera, diría que ahora estamos absortos en algo, que ya no somos conscientes de nosotros mismos. Nos hemos convertido en la cosa sobre la cual estamos trabajando.

Transitamos ese momento mágico, suspendido en el tiempo, que combina instantáneamente la percepción inmediata con lo ya sabido y desemboca en el lenguaje de la sorpresa y la pregunta.
  

6 comments:

Anonymous said...

Muy interesante!.
Aporto un link con imágenes.
http://www.nuevofca.com.ar/muestra-ricardo-caneva/

Slds.

lacolo said...

Sencillente enriquecedor
Gracias
Colo

Nahuel said...

Me preocupa esa idea de la "química fenoménica" donde el catalizador fundamental es la subjetividad del artista. El arte cobra sentido y verdadero valor cuando se transforma en un móvil social de cohesión y no de coerción por imposición. Mas aún si hablamos de ciudad como una identidad colectiva. El artista no tiene que decirles como vivir sino que tiene que decirles como viven. En estos términos si adhiero a la búsqueda fenoménica de lo urbano como paisaje, pero entendiendo también que tenemos lo obligación de interpretar el mayor espectro posible de una entidad social muy compleja y misteriosa, y no se si tanto a nosotros mismos.

karina mellace said...

Nahuel, es pertinente tu preocupación y acuerdo contigo en que el fin último de nuestra intervención urbana, aspira ser colectivo sin lugar a dudas. De ningún modo seremos quienes le digan a nadie "como debe vivir". Sino que justamente el abordaje del proyecto a partir complejidad del paisaje urbano, debería aportarnos un marco y una noción de la totalidad, en cuanto a conjunción formal y dinámica entre lo privado y lo público (etc. etc.) incorporando todas las acciones de la vida humana. Entendiendo al paisaje como la proyección de la cultura sobre el territorio; reflejo de las acciones cotidianas, recorridos, encuentros, etc..
En síntesis, utilizando la noción de paisaje cultural que es esencialmente multidimensional.
Hablamos y ambicionamos la visión del artista, no como un fin per sé; sino con el objetivo de que podamos acercarnos al tema con la mayor sensibilidad posible, despojados de preconceptos que nos impidan ver, percibir, descubrir y expresarnos en profundidad.
Entendiendo que las maneras de aproximación, de expresión, de exploración y de trabajo desde la gestación del proyecto condicionan o mejor dicho posibilitan otros modos de pensar; y que se pueden inducir efectos/conocimientos o se los los puede inhibir.

Nahuel said...

Si. Pero me parecería que la mirada fundante tiene que ser la mirada de la entidad colectiva que habita, a través de los ojos esclarecedores del artista. Quizá en este caso toma sentido veraz x que La Plata es una ciudad de autor y no un hecho de generación espontánea. No se. Mejor me pongo a hacer la maqueta.

Eliane said...

Buenisimo lo que subieron, me parece un buen apoyo a lo que conversamos en las clases.
Yo pienso que estamos olvidando (me incluyo por que me paso) que la ciudad fue fundada bajo lineamientos de la Edad Moderna. Éste fue un periodo de años, con bas fundante en muchos años mas atras. Cuestionar a la ciudad de la plata como una "ciudad planificada" para mi no tiene sentido: es cuestionar los fundamentos de las ciudad de la Edad moderna, que ya inclusive esta en crisis. A lo que voy es, que me resulta mas interesante pensar una nueva forma de hacer ciudad, APRENDIENDO de muchas ya construidas; GENERAR nuevos paradigmas del habitar urbano, con entendimiento del pasado; poder comprender COMO SE VIVE una ciudad CONTEMPORANEA para poder pensar cosas nuevas, SIN OLVIDAR LAS TRANSCURRIDAS. Pero no estoy de acuerdo en seguir "destruyendo" a La Plata bajo el criterio de "ciudad planificada". Me parece que en ese caso CUESTIONEMOS AL MOVIMIENTO MODERNO (de lo que tmp estoy segura)-
Este tema de los tiempos históricos,las sin cronicidades y la crisis del movimiento moderno es algo que venia pensando hace un tiempo y me preguntaba: ¿cual es la arquitectura que ha de venir?,
si el movimiento moderno,ya pasó, ¿nosotros estaríamos construyendo un periodo de transición?
Me parece motivo mas que suficiente para pensar en un futuro mejor, CON IDENTIDAD (concepto que la arquitectura moderna se olvido en el camino y es por eso que llegamos a la conclucion que La Plata es una ciudad de autor.