El trabajo que nos convoca se coloca en el espacio de transición entre
el paisaje, el arte y el urbanismo, como fundamentos para pensar una ciudad
sostenible y sana en todos los aspectos de la vida urbana. (culturales,
energéticos).
Seguimos profundizando en la
propia propuesta como un todo. Abordando en este caso en profundidad las
posibilidades del universo complejo del espacio del parque.
Fundamental entenderlo en todas sus diferentes variables: memoria colectiva, escalas y ámbitos de uso, escalas vegetales,
crecimiento, régimen estacional, densidades, grados y posibilidades de
absorción, porosidades, color, textura, forma, etc. es decir que lo
entenderemos como materia, con sus diferentes cualidades- propiedades y en
términos paisajísticos.
Además, reflexionamos
sobre la incidencia solar en términos de luminosidad, energéticos, vitales; y los criterios a partir de los cuales cada
propuesta se articula con relación al tema.
Por último, y no menos
importante, exploraremos las posibilidades que el proyecto por su envergadura brinda (escala, dimensiones y cualidades del parque en su entorno
inmediato) como una oportunidad única, como recurso disponible, para el escurrimiento de las
aguas, siendo este un tema acuciante y presente en la memoria colectiva de la
ciudad.
Como complemento de lo discutido en el taller durante el esquicio, les acercamos algunos proyectos que pueden servir para tomar contacto con la inmensidad de recuersos que el proyecto tiene a su disposición.
Martha Schwartz, es paisajista de numerosos emprendimientos urbanísticos. Sus proyectos combinan el
land art, con los matices históricos y los materiales inusuales.
Parques concebidos como grandes jardines públicos de
gran fuerza visual y plenitud absoluta de elementos preexistentes, junto con
las imágenes nuevas, son temas centrales y recurrentes en su obra. El espacio
de sus propuestas se compone de bandas de hierba, árboles, asfalto, y caminos
de grava, el agua aparece entre las vías haciendo referencia a relaciones
históricas de la ciudad. Sus caminos de arena ondulados anulan el aspecto
lineal y animan a los peatones a usar un nuevo sendero.
Recuerda a ciertos recursos conceptuales del arquitecto chileno Smiljan Radic y a su idea
de la Doble polaridad o juegos de contrarios: donde objetos frágiles versus
materiales nítidos, se combinan y donde lo primitivo y lo contemporáneo, lo
difuso y lo nítido, conviven.
Radic afirma: “mi
obra se mueve entre dos modos de hacer; un modo de hacer difuso y otro de
extrema nitidez.
El modo de hacer
difuso al que hace referencia surge de la acumulación de la des-simplificación, mediante la cual la
función de cada objeto se desdibuja y la obra se plantea como un “artefacto frágil” resultante de la
yuxtaposición de elementos, propio de un método artesanal.
La extrema
nitidez tiene que ver con la forma en que utiliza los materiales explotando sus
cualidades tanto tectónicas como estéticas e incluso reincorporando materiales
que la modernidad dejó de lado.
Lo contemporáneo aparece en la disposición de las
plantas, la fluidez de los espacios; el uso de las transparencias y en los
materiales industrializados.
Acumular, atiborrar y “des-simplificar”: concepto que
surge de la idea de “ciudad difusa” colapsada por la suma.
Para entender
mejor el concepto de “Ciudad difusa” explica: “por ejemplo las ciudades en las
que habitamos hoy en América Latina fueron diseñadas con un imaginario de nitidez, pero la
acumulación, el amontonamiento y la precariedad las transformaron en urbes
difusas, muy diferentes a las europeas.
La elección y
utilización de los materiales no responde a una cuestión tectónica o funcional
exclusivamente, sino que reconoce en ellos un potencial, una energía, una carga
cultural simbólica reconocible de forma intuitiva, proyectando en éstos
sensaciones y apreciaciones subjetivas.
Esto puede
relacionarse, como explica Radic con el valor cultural de los materiales y los recursos.
Radic reconoce
las fuerzas místicas de los materiales, destacándolos, de manera que cumplen un
rol fundamental en sus obras. La piedra nos remite a la naturaleza, a lo
permanente, al interior de la cueva, al jardín y la montaña, algo inmóvil que
siempre estuvo ahí y estará por siempre. La madera nos recuerda la vida, lo
efímero. Nace, muere, se desvanece y da lugar nuevamente a vida. El hormigón es
artificial, urbano e industrial, y se relaciona con la cultura moderna.
A través de la
superposición y yuxtaposición de estos materiales, Radic, manipula no sólo el
espacio, sino también nuestro imaginario.
Por último,
imposible hablar de paisaje e identidad, sin mencionar la inmensa obra del Roberto
Burle Marx, artista innovador y diseñador brasileño.
Desarrolló sus ideas
sobre el uso de plantas nativas generando sus propias plantaciones de especies
recogidas durante expediciones a las selvas y sabanas, y donde experimentó con
las asociaciones de plantas y diseños para el resto de su vida. Sus parques y jardines fueron
parte del paisaje de la arquitectura moderna de su país, como parte de la idea
de arte total.
Pensando un poco en lo leído y visto hasta el momento en cuanto a urbanismo, caigo en una conclusión que me gustaría compartir: Cuando se habla de urbanismo o espacio urbano en comparación a la arquitectura un pensamiento lineal nos lleva a creer que la diferencia mas inmediata es la escala, las proporciones. Pero luego de ver imágenes peatonales de intervenciones paisajísticas, o fotos de personajes en “entornos urbanos” pongo en crisis que el urbanismo sea un pensamiento en macro o de piezas generales, y comienzo a pensar que capaz urbanismo es diseñar espacios generales pero en vistas peatonales. Entonces nos encontramos ante dos problemáticas: Diseñar un espacio general, pensar en paisaje, crear piezas totalizadores dentro de un marco de ciudad, pero sin olvidar que el paisaje también lo hace la persona que se sienta en un banco bajo la sombra, o bien en el pasto bajo el sol, donde los puntos de vista en esos lugares NO SON TOTALIZADORES de la intervención, no veo el paisaje completo, solo veo lo que me muestra o insinua en ese recorte en el que estoy parado. Pensar el urbanismo solo en macro, deja perder la posibilidad de apropiación. Si no pienso en pequeños climas, biomas, temperaturas, en varios pequeños lugares, dentro de un sistema macro, nos estaremos comprendiendo el entorno, el personaje a diario que camina por ahí, el que va exclusivamente a este parque, paseo, o banco a leer entre arboles, y es entonces que pierde sentido el urbanismo, como ELEMENTO EN LA CIUDAD.
ReplyDeleteEntonces, retomando el inicio el urbanismo a diferencia de la arquitectura no tiene la escala, sino mas bien, es lo que tiene que en común.
Eliane, tal vez la mayor dificultad en esta aventura que emprendimos tenga que ver con no perder jamás de vista la escala. Por eso la necesidad que manifestaron todos, de tener siempre a mano un croquis, un simple croquis que nos garantizara ese vínculo necesario con nuestras propuestas. Como primera reflexión la tomo. Que el hecho de trabajar en escalas tan lejanas (1:10000, 1:5000, 1:1000) no nos exime de la obligación de aspirar a que esos lugares que imaginamos, sean porciones de la vida misma. Imágenes integralmente conectadas al individuo vivo por el puente de las emociones. Pensaba en una frase de Tarkovski: "Al hablar de poesía no estoy pensando en ningún género determinado. La poesía es para mí un modo de ver el mundo, una forma especial de relación con la realidad". Tal vez se trate entonces de diferentes géneros, dónde lo importante una vez más, es mantenernos fieles a nuestro modo de ver.
ReplyDeleteKarina