Una de las propuestas del curso será incorporar decididamente la impronta del paisaje al desarrollo del proyecto urbano.
A la comprensión del contexto en lecturas de relevamiento -sensibles a la percepción de cada autor- así como en la creación de espacialidad urbana nueva en consecuencia de esta comprensión proponemos integrar la cuestión del paisaje de la ciudad atravesando lo subjetivo, los datos de la realidad física, social, económica, etc.
Compartimos un fragmento de la nota "Paisaje urbano ¿paisaje olvidado? publicada en la Revista 8,66 por Pablo Mesa:
"...el paisaje –en este caso urbano– requiere la presencia y percepción de un observador, que es quien congela en el tiempo esa “porción del espacio desde un punto de vista determinado” (1). Pero la acción de congelar una imagen va mucho más allá de la simple captura visual de lo que estamos observando: no se trata sólo de lo que vemos, sino de lo que percibimos, y es ahí donde entran en juego otras experiencias personales que exceden lo meramente visual. Lo perceptual tiene que ver con el “vivir” un paisaje, y por lo tanto involucra todos nuestros sentidos.
“El paisaje no es sólo algo visible, sino que, como construcción de nuestra actividad sensorial, está hecho también de ruidos, sonidos, olores, de multitud de impresiones sensoriales cargadas de un contenido espacial y temporal” (1). Es paisaje también el sonido del agua que corre por una acequia de una calle en Mendoza o el aroma de las flores de los jacarandás que tapizan la rambla de una diagonal en La Plata.
Excediendo el marco de una foto o un video queda claro que es mucho más que eso. Y a su vez lo que percibimos es procesado y evaluado por nuestra mente, interactuando con nuestras experiencias, recuerdos, sentimientos y preferencias, en una acción que se da de manera particular y propia en cada individuo. (...)
El paisaje de una ciudad es todo. Es la conjunción formal y dinámica entre lo privado y lo público, y está enmarcado por todas las acciones de la vida urbana. Es la proyección de la cultura sobre el territorio, y como soporte físico de nuestras actividades, también debe de ser funcional. En él se reflejan las acciones cotidianas, recorridos, encuentros.
El paisaje de una ciudad es el resultado de su evolución –es decir, su historia–, y de “cómo han variado las formas de poblamiento y producción de la tierra, cuáles han sido las rupturas y/o integraciones territoriales, y cuáles son los elementos que han tenido menor o mayor permanencia en el territorio” (2)."
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