-¿Qué otra cosa se puede hacer de un árbol caído si no es leña?- Diría alguien practico, resolviendo la cuestión y ya.
Sin embargo un artista o artesano podría saber leer en sus ramas, en un nudo o en la textura de sus cortezas, algún añoso rostro. Un escultor podría adivinar dónde se esconde su próxima escultura y un lutier visualizar de donde robarle alguna melodía. Y podría ser que un arquitecto le descubra algunos secretos con los cuales inspirarse… o simplemente sentarse sobre él a esperar a que la inspiración llegue.
Está en la curiosidad y en el ojo del arquitecto artista o del artista arquitecto el saber leer y reconocer en un contexto particular, cuales son los elementos esenciales con los que debe trabajar y que al modificarlos aplicándole sus conocimientos, terminen transformándose en una expresión honesta tanto en su arte como en su arquitectura.
¿Qué clase de atractivo pueden despertar un montón de huesos en alguien que camina por nuestros campos desolados y con solo algunos cardales secos de tanto en tanto como fondo?
El arquitecto-artista Luis Benedit, supo ver en osamentas blanqueadas por el sol y la intemperie, una materia prima simple pero al mismo tiempo cargada de simbolismos con la que, al aplicarle su conocimiento, transformo en una expresiva obra de arte. Claro está, sin dejar de ser arquitecto.
No tomo los huesos tal cual estaban sin afectarlos y trato de componer su obra. Los eligió primero y modifico y hermano luego para hacer de ellos, seguramente provenientes de varios animales distintos, un todo. Sin duda tuvo que abstraerse de la imagen de la osamenta y fue trabajando desde los fragmentos hasta la composición final de su rancho. Me imagino.
En ese proceso de abstracción inicial en el que el artista deja de ver simplemente un árbol caído o un inexpresivo montón de huesos y empieza a ver mas allá aplicándole sus oficios, es en el punto donde estamos situados en este momento en el taller. Es cuando el arquitecto comienza a leer arquitectura dentro de su composición artística firmemente inspirada en lo esencial, cosa que para el inexperto es prácticamente imposible. Y a través del oficio y del uso de operaciones de algún modo cubistas, logra vincular elementos que en su origen podrían no haber tenido relación, con el objeto de componer una obra, un todo, desde una casa hasta una ciudad.
Sintetizando, es este el proceso de diseño en el que estamos empeñados en desarrollar. Luego de haber salido triunfantes del salto al vacío que fue la elaboración de una lamina pictórica demostrando el alto nivel de sensibilidad y compromiso del curso, el paso siguiente es la elección y abstracción de esas imágenes figurativas.
Abandonamos por completo la técnica del fotomontaje y la computadora como herramientas, utilizando solamente un calco, lápiz y goma, para a través del oficio vincular las figuras transformadas solo en líneas y sin sus fondos, ni grises ni colores, solo líneas. Es la única garantía de ir encontrando una estética arquitectónica sin perder las esencias.
Con este escrito y esta imagen quiero homenajear al maestro Luis Benedit (1937- 12/4/11), desde lo más profundo de mi sentir…
Alejandro Falabella
gran escultor basko
ReplyDeletehttp://www.euskonews.com/0149zbk/gaia14905es.html
Benedit tambien trajo las primeras experiencias del arte de sistemas, los sistemas regulados y autocontenidos, los biosistemas. Grandes experiencias de hace muchisimo tiempo y argentinas, con lo que respecta a arte interactivo.
ReplyDeleteLarga Vida a Benedit, su obra perdurará en la obra de quienes lo refieran con la propia evolución del arte y su consecuente arquitectura.